Yemen, otra guerra de Obama
En el discurso inaugural de su segundo mandato, el presidente Barack Obama afirmó: “una década de guerra se está terminando ahora”.
Sin embargo, el Nobel de la Paz ha realizado operaciones militares contra Libia, de nuevo en Irak (donde supuestamente había culminado la guerra) y en Siria, además de ampliar la invasión en Afganistán. Paquistán, Somalia y Yemen han sido escenario de incesantes ataques con drones ordenados personalmente por el inquilino de la Casa Blanca, que han ocasionado miles de muertos y heridos, la mayoría civiles, incluyendo muchos niños, según la Oficina de Periodismo de Investigación con sede en Londres.
Hace unos días, sin pedir permiso al Congreso ni apenas informar a la opinión pública, Obama decidió apoyar “con logística e inteligencia” la agresión al empobrecido Yemen de diez países árabes y musulmanes encabezados por su adinerado vecino Arabia Saudita.
Entre ellos, Egipto y Paquistán, que cuentan con poderosas fuerzas armadas. La coalición actúa bajo bandera de la Liga Árabe, que en cambio se ha desentendido de la liberación de Palestina.
Los drones de Estados Unidos proveen de videos para que los sauditas seleccionen los blancos de su aviación.
Al parecer, es guiándose por esos videos que se han producido las masacres de civiles desde que la coalición inició los ataques aéreos.
El jefe saudita de la operación ha dicho que una invasión terrestre seguirá a los bombardeos.
La agresión a Yemen se ha querido presentar como una acción para proteger de la supuesta intervención de Irán al pueblo yemenita, un pretexto como las armas de destrucción masiva en Irak.
Es ilegal atacar a cualquier país salvo que lo decida el Consejo de Seguridad de la ONU, de modo que jurídicamente no cabe esa justificación.
El hecho de que los yemenitas zaidíes pertenezcan a una rama chiíta del islam, por cierto heterodoxa y la más cercana al sunismo, no significa, ni mucho menos, que sean marionetas de Teherán, aunque este condene la agresión de su enemigo saudita y mantenga buenas relaciones con ellos.
Los zaidíes, ahora llamados también hutíes, deben este nombre al apellido de Hussein Badr al-Din al-Houthi, líder religioso muerto en combate cuando encabezó la rebelión armada de su pueblo contra el gobierno de Saná en 2004.
También al hecho de que los tres hermanos de aquel forman parte del liderazgo actual de la insurgencia.
Los zaidíes, que constituyen la tercera parte de la población de Yemen pedían autonomía política para la gobernación de Sa'dah, donde residen mayoritariamente, así como respeto a sus creencias religiosas y cultura ancestrales.
Este pueblo gobernó Yemen del Norte durante casi mil años hasta 1962.
En febrero de 2010, durante la llamada primavera árabe, el Gobierno y los rebeldes hutíes acordaron un cese el fuego.
En 2011, los hutíes se unieron a las protestas contra el posteriormente depuesto presidente Saleh y expandieron su control territorial en Sa'dah y la provincia vecina de Amran.
Posteriormente, participaron en la Conferencia para el Diálogo Nacional, celebrada desde marzo de 2013 hasta enero de 2014.
El presidente Hadi, sucesor de Saleh, anunció un plan para febrero de 2014, de convertir a Yemen en una federación de seis regiones, que los hutíes rechazaron categóricamente, por lo que retomaron la lucha armada contra el gobierno apoyado por Arabia Saudita.
Guerrilleros fogueados, los montañeses hutíes llevaron a cabo una campaña relámpago apoyados por unidades de las fuerzas armadas leales al ex presidente Saleh que los llevó a tomar Saná, la capital; Taíz, tercera ciudad del país y luego la segunda y estratégica Adén que domina el Golfo de igual nombre, de donde pusieron en fuga a Hadi, que intentaba hacerse fuerte allí.
Más que una disputa religiosa de la fanática versión del islam predominante en Riad contra los zaidíes, la enorme coalición creada por el ultrarreaccionario reino saudita contra la insurgencia hutí expresa su enorme temor por un movimiento popular armado que ha sido capaz de imponerse militarmente en un extenso territorio que la Casa de Saud siempre han intentado dominar.
También teme la presencia en el sur de Yemen de Al Quaeda y el Estado Islámico, ahora enemigo, pero de cuyo surgimiento son Washington y Riad los máximos responsables.
Quién controle Yemen, controla el estrecho de Bab el-Mandeb que comunica el Canal de Suez y el mar Rojo con el Golfo de Adén, por donde pasan más de 3 millones de barriles de petróleo al día.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
Ansarolá toma el palacio presidencial de Adén y rechaza resolución del CSNU-ONU sobre Yemen
Los combatientes del movimiento popular yemení Ansarolá se han hecho este jueves con el control del palacio presidencial de Adén, en el sur de Yemen.
Decenas de combatientes de Ansarolá acompañados con fuerzas tribales, llegados a bordo de vehículos blindados y de transporte de tropas, acaban de entrar al palacio presidencial Al-Maashiq, según los lugareños.
Por su parte, la cadena saudí Alarabiya ha anunciado que esto se ha producido pese a los bombardeos de los cazas saudíes y sus aliados que buscaban frenar el avance del movimiento popular yemení.
Más temprano en el día, los combatientes de Ansarolá tomaron el control de la localidad de Jor Maksar, donde se encuentran los consulados y las embajadas, así como edificios de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
En la misma jornada del jueves, unas 44 personas han muerto en los enfrentamientos entre Ansarolá y los partidarios del prófugo presidente Abdu Rabu Mansur Hadi y elementos de grupos takfiríes en Adén.
Ansarolá rechaza resolución del CSNU sobre Yemen
El movimiento Ansarolá (Houthi) rechazó la resolución emitida el domingo por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (CSNU) que insta al movimiento yemení a abandonar de inmediato el poder.
El CSNU tiene que "respetar la voluntad y la soberanía del pueblo de Yemen y ser imparcial", puso de relieve el portavoz de Ansarolá, Mohamad Abdol Salam, en un comunicado emitido el lunes.
La resolución del CSNU fue adoptada después de que los ministros de Asuntos Exteriores del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG, integrado por los países árabes ribereños del Golfo Pérsico) instaran al Consejo a que intervenga en Yemen.
En este sentido, Abdol Salam urgió al CSNU a no seguir el ejemplo de los poderes regionales que van en contra de la voluntad de la nación yemení en una flagrante violación de las convenciones internacionales que criminalizan la intromisión en los asuntos internos de los Estados soberanos.
Además, aseguró que la revolución yemení no supone ni supondrá una amenaza para otros países del Oriente Medio.
Pese a la petición del CCG, la resolución aprobada por todos los 15 miembros del CSNU no actúa bajo el Capítulo 7 de la Carta de la ONU, lo que permitiría el uso de la fuerza militar.
La crisis política en Yemen se agravó el día 22 de enero tras la dimisión del presidente y primer ministro, Abdu Rabu Mansur Hadi y Jaled Bahah, respectivamente.
El origen de la crisis es un proyecto de Constitución presentado por el Gobierno de Hadi que, contrario al acuerdo alcanzado en septiembre con Ansarolá, bajo supervisión de las Naciones Unidas, busca dividir el país en seis regiones federales.
Según esta iniciativa respaldada por los saudíes, los houthis se quedarían con una de las regiones más habitadas que tiene una menor cantidad de petróleo, lo que se considera una discriminación a los chiíes yemeníes, ya que sería sumamente difícil gobernar con tanta población y tan escasos recursos.
No obstante, la mayoría de las facciones políticas en Yemen, encabezada por Ansarolá, acordó el pasado 6 de febrero la creación de un Consejo Presidencial para acabar con el vacío de poder en este país.
El Consejo Presidencial, compuesto por cinco personas, está encargado de formar un gobierno de competencia nacional para un periodo de transición fijado en dos años, tiempo en el que se deberán convocar elecciones presidenciales y parlamentarias.
500 millones de dólares en armamento norteamericano
han caído en manos de al-Qaeda en Yemen.
Las fuerzas insurgentes se han visto reforzadas en gran parte por la política de ataques con drones de EEUU que ha matado a cientos de civiles inocentes en Yemen desde 2002 (se estima que un 96% de las víctimas de ataques con drones en Yemen han sido personas inocentes).
En enero, el gobierno títere de Yemen controlado por EEUU, fue derrocado por los rebeldes chiíes Houti respaldados por Irán y afiliados con facciones de Al Qaeda y finalmente, durante los disturbios en Sanaa, la capital de Yemen, el personal de EEUU se vio obligado a cerrar su embajada y evacuar a los ciudadanos estadounidenses del país, dejando atrás gran cantidad de material militar que ha caído en manos de los rebeldes.
• 1.250.000 cartuchos de municiones
• 200 pistolas Glock 9 mm
• 200 rifles M-4
• 4 helicópteros Huey II
• 2 avionetas Cessna 208 de transporte y vigilancia
• 2 patrulleras costeras
• 1 Avion de transporte y vigilancia CN-235
• 4 drones lanzados a mano Raven
• 160 Humvees
• 250 chalecos antibala
• 300 conjuntos de gafas de visión nocturna
Últimamente parece que el ejército de EEUU y sus aliados, tienen la “mala suerte” de acabar equipando a las tropas de terroristas radicales de diferentes países de Oriente Medio.
Ya sucedió con la gran cantidad de equipamiento norteamericano requisado por ISIS procedente del ejército iraquí, así como gran parte del equipamiento suministrado por EEUU a los resistentes moderados de Siria, que también ha acabado recayendo en manos de ISIS…
¿Es posible tanta incompetencia?
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