Soros y otros plutócratas están impulsando la narrativa de la“desigualdad de la riqueza” y “la necesidad de una mayor regulación” para crear un mundo más justo.
Pero en realidad, tal y como explica el articulista Brandon Smith, esto forma parte de una maniobra más amplia, que busca la justificación de un nuevo sistema financiero que centralice el poder en manos de un gobierno mundial:
“El culto a la banca internacional no tiene ningún interés en salvar el sistema actual, a pesar de lo que nos digan muchos analistas y gurús económicos”, afirma Smith”
“Su único objetivo es evitar los efectos visibles de la crisis hasta que esté listo un nuevo sistema que lo sustituya y para ello están jugando con la psicología de las masas, para que lo acepten como algo mejor”
“Se promoverá el concepto de una gobernancia bancaria centralizada, como la mejor y única solución para acabar con futuras crisis económicas”
George Soros y la multimillonaria familia Goldsmith, ambas estrechamente ligadas a la familia Rothschild, han financiado y apoyado numerosas ONG’s y movimientos antineoliberales y antiglobalización.
De hecho, en su momento, George Soros mostró su apoyo al Foro Social Mundial, un reconocido movimiento a la globalización neoliberal.
Por ejemplo, muchos de estos movimientos impulsan la imposición de la llamada Tasa Tobin, llamada “Tasa Robin hood”, cuyo supuesto fin sería, no solo grabar el flujo de capitales, sino recaudar dinero para fines sociales en apoyo a un mayor reequilibrio de la riqueza.
La imposición de la Tasa Tobin, que debería ser regulada por algún organismo centralizado global, encaja con la creciente y omnipresente preocupación por la “evasión fiscal”, un argumento utilizado como excusa para imposición de un mayor control y monitoreo de todos los movimientos de capital, que probablemente acabe derivando en una justificación de las futuras monedas electrónicas, fácilmente controlables.
Lo que empezará siendo “una lucha por la igualdad social y el reequilibrio de las riquezas”, no será más que una trampa para imponer el control absoluto final sobre todos los ciudadanos del mundo, sobretodo en las clases medias y bajas e imponer un gobierno mundial centralizado.
La clase política está colaborando en el diseño y explotación del descontento social, como forma de allanar el camino para que el FMI y otras instituciones financieras globales puedan tomar el control de las economías nacionales y reformar por completo el sistema financiero global.
Como vemos, todo es un gran engaño…
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